"Era una mañana desapacible. La débil luz del sol no era
capaz de atravesar la espesa niebla que lo cubría todo y que ocultaba las
maravillosas vistas del valle que se extendía más abajo. Un frío viento agitaba
las ramas de los árboles. No se movía un alma… hasta que apareció el pequeño
dinosaurio en el sendero.
Avanzaba con pequeños pasos, balanceando la cabeza hacia
delante y hacia detrás. Gracias a su plumaje se protegía de las bajas
temperaturas, y buscaba atento en el suelo algo que comer: pequeños insectos,
gusanos, semillas, frutos…
No sabía que a través de la niebla dos pares de ojos le
observaban: unos, curiosos; otros, hambrientos.
Lanzó un reclamo y un segundo dinosaurio apareció al cabo de
un rato. Empezaron a interactuar entre sí, levantando las colas, erizando el
plumaje, gorjeando, desconocedores del peligro que los acechaba.
El depredador, tan distinto a ellos, cubierto de pelo, se
acercaba sigilosamente, con sus ojos amarillos fijos en ambas presas.
De repente, se oyó un estruendo y los iluminó una intensa
luz… y los pájaros salieron volando cuando el coche apareció en la pequeña
carretera. Antes de subirse en él, la chica, curiosa, observó como el gato se
marchaba sin su desayuno."
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Un pequeño relato ilustrado, hoyeros. ¿Os animáis? :)
Carlosdino
Está muy guapo...
ResponderEliminarA ver si te animas para el Certamen Literario de Koprolitos de este año, que está al caer.
Un abrazo.
Muchas gracias!
ResponderEliminarPues sí, me lo voy a plantear, que el año pasado me quedé con la espinita clavada, jeje.
Abrazos
jajaja, buenísimo!!!
ResponderEliminarPensaba en otras cosas! jaja
jajaja, buenísimo!!!
ResponderEliminarPensaba en otras cosas! jaja
Piensa en la historia que a ti te apetezca, esa es la gracia! :P
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